viernes, 24 de agosto de 2012

Cuando el sistema es antisistema

O lo que es lo mismo, cuando el sistema se autodestruye, como lo hace el organismo de alguien que sufre cáncer.

Son muchos los que están pagando las consecuencias de la burbuja y la pésima gestión de la misma, con la subida del IVA puede decirse que todos, unos más y otros menos. Sin embargo son también muchos los que afirman no tener culpa moral o no ser causantes de la crisis y que ponen de manifiesto cómo se intenta "cargar el muerto" a unos y a otros [1, 2, 3, 4], ya sea desde el punto de vista moral o el económico. Ruedas de prensa, columnas de opinión y mensajes virales en Internet se suceden, la patata caliente da vueltas, el ambiente se caldea y nadie quiere hacerse responsable, pero la situación es insostenible (al menos para algunos) y los "culpables" acaban apareciendo en el BOE. Más trabajo por menos salario a funcionarios, más impuestos para todos y recortes en casi todas las partidas.

El gobierno interviene, decide de quiénes y en qué concepto se recaudará el dinero en forma de impuestos, a quienes se les dará en forma de rescates, a quienes no se les dará en forma de recortes y cuánto se va a endeudar la ciudadanía en concepto de deuda pública para cuadrar las cuentas.

En un sistema correctamente regulado para mantener libertad y responsabilidad, quien la hace (en libertad) la paga (con responsabilidad). Por poner un ejemplo, si alguien pide una hipoteca por encima de sus posibilidades, es lógico que al no poder pagarla pierda la vivienda. De la misma forma, si la entidad que le concede la hipoteca no estima correctamente los riesgos (uno de los motivos de los intereses), es consecuencia lógica que también asuma una pérdida al recibir la vivienda como pago (dación en pago).

Éste no es el caso, asistimos a una especie de "castigo colectivo" impuesto por el gobierno y que grita injusticia, pero esto no es ni la punta del iceberg. Los políticos, como todos, intentan que les salpique desde lo más lejos posible, pero a diferencia de los demás, ellos pueden decidir quién paga los platos rotos. Por la opacidad del sistema actual, los políticos tienen una libertad absoluta para escoger a quien quieran como cabeza de turco y no están sometidos a ninguna clase de control más que una opinión pública poco informada. Lógicamente escogerán a los menos influyentes, a los que menos pueden recompensarles cuando abandonen su cargo (con puestos de directivos, por ejemplo). Elegirán en definitiva a los más débiles y desfavorecidos, los que menos poder de decisión han tenido y por tanto menos responsabilidad tienen, si no como grupo al menos como individuos. La falta de transparencia y de una demostración científica de la corrección de las medidas como solución al problema convierten lo que debería ser un "tratamiento" en parte del problema.

Al pagar unos por otros, y muy en especial de la forma escogida, que tiene motivos para ser inversamente proporcional a la responsabilidad, se está premiando a los que han causado la situación crítica en la que nos encontramos, a los auténticos culpables, y se está castigando a los inocentes. Esto es triplemente pernicioso, por el premio inmerecido, por el castigo injusto y sobre todo se crea un sistema en el que los causantes de una burbuja y una crisis son recompensados. Tenemos que: (a) Se roba al inocente, para (b) recompensar al culpable, consiguiendo (c) que se instucionalice la incompetencia o mala fe. Por esta "función de recompensa" el sistema tiende no a su mejora y crecimiento, sino a su autodestruccción. El sistema fomenta aquellos que le hacen daño, quienes hacen peligrar su integridad, el sistema es antisistema.

Los que viven dentro del sistema y sufren esta injusticia lógicamente sienten que el gobierno, que dirige el sistema, no les representa. Al ser acusados de antisistema la respuesta es: "el sistema es antinosotros", pero esto debe ser matizado, el sistema no tiene ningún rencor a nadie, si el sistema tuviera una "voluntad" o una "voz" querría que la gente que le compone se encontrara bien, de la misma forma que los políticos quieren salir en fotos tomando medidas populistas para ganar las próximas elecciones. Como las células cancerígenas vivirían más si la persona que padece el cáncer viviera más, los políticos podrían vivir mejor en un país que funcionara mejor. Como un cáncer destruye un organismo, unos políticos corruptos o incompetentes pueden destruir la economía de un país. Como el deterioro de salud lo notan todas las células del organismo, el deterioro del sistema lo notan todos los ciudadanos. De la misma forma que un organismo con cáncer se autodestruye, nuestro sistema es antisistema. El cáncer de la corrupción e ineptitud se extiende, y sólo la terapia de la transparencia y ciencia pueden solucionarlo.


Artículos referidos:

[1] ¿Quién debe cargar con los costes de la crisis? - Juan Ramón Rallo.
[2] Estoy harto de la frase: “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” - Rafael García Almazán.
[3] ¿Quién ha vivido por encima de sus posibilidades? - Alberto Garzón Espinosa.
[4] Sí, en España las élites vivieron por encima de sus posibilidades - Juan Laborda.

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